Te saludo desde mi corazón,
Con frecuencia olvidamos la razón por la cual estamos teniendo esta experiencia humana. No es para sufrir y tampoco para que Dios disponga de nosotros a su antojo. Esta es solo la interpretación cuando no recordamos quiénes somos. Entonces, ¿qué sentido tiene lo que estamos viviendo? ¿Por qué hay personas que a pesar de vivir situaciones difíciles en la vida se sobreponen y construyen sobre ellas, y hay otras que se derrumban y se sumergen en la oscuridad? ¿Qué hace la diferencia entre bloquearse y avanzar en la vida?
Es muy probable que en tu vida ya te hayas enfrentado a pérdidas importantes y a situaciones difíciles. Y no eres el primero y tampoco serás el último que experimente esto. Lo que tal vez no recuerdes es que tu alma eligió vivir estas situaciones para que puedas experimentar el amor a través de ellas. Recuerdo que una persona me escribió impactada por esto que estoy diciendo: “¿tú me quieres decir que yo elegí crear una situación para sufrir?” A lo cual yo le respondí: “no es así, tú elegiste la situación que estás viviendo pero otra cosa diferente es cómo percibes esta situación. Solo tú puedes elegir si sufres o si la ves como una oportunidad para experimentar el amor a través de ella y recordar quién eres realmente”. Y entiendo que esto genere confusión, porque a veces las situaciones que vivimos nos resultan difíciles de aceptar. Y no es que esto sea un problema, de hecho es la oportunidad que tú mismo estás creando para darte cuenta del amor que eres. Con frecuencia olvidamos que estamos en la tierra para experimentar el amor. ¿Y qué es experimentar el amor? Es sentir, recibir y compartir el amor con los demás. Sin embargo, solemos olvidar esto y el “para qué” estamos viviendo lo que estamos viviendo. Todo tiene un sentido para el alma, y puede que racionalmente no lo comprendas pero tampoco es necesario hacerlo. Así que un primer paso para poder experimentar el amor es crear el escenario para llevarlo a cabo. Es por esto que tu alma elige venir a tener esta experiencia humana, porque aquí puedes vivir situaciones que te van a permitir experimentar el amor por contraste. ¿Cómo más podrías darte cuenta de quién eres si no es a través de lo que no eres? Entonces, todo tu ser se enfoca en cómo crear las ilusiones que te van a permitir reconocerte. Es a través de la ilusión que recuerdas tu realidad del amor. De esta manera, las situaciones que vives no son más que ilusiones que te permiten experimentar el amor y recordar tu esencia. Al comprender esto, te das cuenta que el problema no son las situaciones ni las personas con quienes las vives. De hecho, no hay problemas sino oportunidades para experimentar el amor, y depende de ti y solamente de ti dejar de ver estas situaciones como dificultades. En el instante en que tú aceptes lo que estás viviendo y que lo estás haciendo para reconocerte a ti mismo, pasarás de la ilusión a la realidad del amor y será en ese momento cuando encuentres el sentido de la vida. El sentido de la vida es uno solo: experimentar y recordar que eres amor. Por esta razón es que muchos hablan de buscar la felicidad pero pocos la encuentran, porque la felicidad no es un objetivo sino la consecuencia natural de experimentar y recordar el amor que eres. Mientras sigas en el rechazo de lo que vives, vas a permanecer en la ilusión y lejos de tomar consciencia de la realidad del amor.
Tal vez hayas escuchado historias de personas que viven grandes dramas y a pesar de esto se sobreponen y construyen cosas maravillosas a partir de estas situaciones difíciles. ¿Por qué algunos logran avanzar y otros se sumergen en la oscuridad? La respuesta es muy sencilla: los que aceptan lo que viven se sobreponen y edifican sobre el amor que ellos son. En cambio, los que rechazan lo que viven permanecen en la ilusión en donde reina el miedo y no encuentran la salida en medio de la oscuridad. Así que la clave para avanzar en la vida, para transformarla y para experimentar la paz y la felicidad, es aceptar lo que se está viviendo. Por el contrario, cuando rechazas lo que vives te encierras en la ilusión y entras en un estado en el que niegas el amor que tú eres. Tú no eres el miedo, tú eres el amor, pero es a través del miedo que tienes la oportunidad de recordar que eres ese amor. Es un juego, así te parezca absurdo escuchar esto. Es un juego simple: recordar quién eres a partir de lo que no eres. Por lo tanto, si quieres transformar tu vida, si quieres salir del sufrimiento, si quieres avanzar y experimentar la paz y la felicidad, acepta, acepta y solo acepta lo que vives. De acuerdo a esto, queda en evidencia que el sufrimiento es una elección. Solo tú puedes elegir si aceptas lo que vives o si no lo haces. Si no aceptas, te mantienes en la negación (ilusión) y sufres. Si aceptas, das un paso firme hacia el amor que eres para transformar tu vida desde él.
En el mundo terapéutico se habla mucho sobre el duelo. ¿Pero qué es el duelo? Es el proceso a través del cual aceptamos y nos damos cuenta de que lo que vivimos tiene un sentido. Cuando caemos en la negación y nos mantenemos en la ilusión, nos estancamos y no avanzamos en la vida. Es como detener la vida porque simplemente no aceptamos lo que vivimos en ella. En el momento en el que tú aceptes lo que estás viviendo, estás recordando el poder que tienes para avanzar y crear la vida que quieres vivir. Y no es que el duelo sea malo, recuerda que no hay nada bueno o malo, todo está dado como parte de este juego, y tu alma no tiene afán para que tú tomes consciencia de esto. Puedes tomarte toda una vida o incluso muchas vidas para salir de la ilusión y regresar al amor.
En conclusión: cuando aceptas lo que vives, estás reconociendo que tú mismo creaste lo que estás viviendo para experimentar el amor y recordar quien eres. Al reconocer que tú lo creaste, te haces responsable de tu creación y recuperas el poder para transformar tu vida. Cuando te haces consciente de tu poder de creación te haces uno solo con el amor y con Dios, y desde él puedes manifestar la vida que deseas vivir. Así mismo, al salir del rechazo y de la negación regresas a la aceptación, y estando en ella puedes enfocarte en sentir, recibir y compartir el amor para recordar que esa es tu naturaleza divina.
En el amor que nos une, te invito a salir de la negación y a regresar a la aceptación del amor que tú y yo somos.
Gabriel Francisco
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