La Creación: el misterio no revelado

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21 febrero 2018/ 1292 / 2

Te saludo desde mi corazón,

 

Ahora que hemos hablado acerca del poder que tenemos para crear nuestra realidad, podemos profundizar en el proceso de creación. La creación es la principal herramienta con la cual contamos para podernos experimentar y reconocernos en el amor que somos. Y a pesar de que es una herramienta de la cual disponemos, pocas veces la utilizamos conscientemente para manifestar la realidad que deseamos vivir.

 

He decidido desarrollar este tema en dos partes, de tal manera que en la primera voy a hablar sobre el misterio no revelado en el proceso de creación, y en la segunda voy a profundizar en el arte de la manifestación, proceso que dominan los maestros espirituales.

 

La Creación: el misterio no revelado

 

Vamos al origen mismo de la creación. En el inicio de los tiempos, Dios se hizo una pregunta, una pregunta simple y al mismo tiempo potente: ¿quién soy yo? ¿Y adivina cuál fue la respuesta?: “Yo Soy”. En ese momento Dios se reconoció a sí mismo en el amor que es y aunque la respuesta fue clara y contundente, para él no fue suficiente. Entonces se preguntó cómo podía experimentar y reconocerse en el amor y encontró la respuesta en la creación. Fue así como lo creó todo, todo cuanto es y cuanto existe, todo lo visible y lo invisible, lo tangible y lo intangible, lo que está aquí, lo que está allá y lo que está en medio de los dos. Y comprendió que para poderse reconocer en el amor, debía haber dos fuerzas opuestas que le permitieran experimentar el contraste, y fue así como surgió el miedo. Y tal vez tengas la impresión de que el miedo es algo malo, pero no lo es. El miedo es la fuerza opuesta que nos permite experimentar el amor a través del contraste. ¿Cómo mas podríamos reconocer todo el amor que somos si no es a través de su opuesto? ¿Cómo puedes reconocer que eres el perdón si no es experimentando el odio y el rencor? Así que rechazar los opuestos es renunciar a nuestra propia experimentación y al reconocimiento del amor que somos. Nada es bueno o malo, simplemente es, y está dado para que tú puedas vivir el amor aquí y ahora.

 

Pero la creación no se queda en ese único momento como tal vez tú lo aprendiste a través de las religiones, la creación es un proceso permanente que mantiene al universo en ese estado constante de transformación y evolución. Y nosotros, las almas que venimos de Dios, al igual que él, en el amor que somos, tenemos ese poder para crear nuestra realidad una y otra vez. Por esta razón, la semana anterior hablé de cómo descubrir y explorar nuestro poder de creación. Nuestro poder de creación viene de nuestra naturaleza divina, y siendo nosotros a imagen y semejanza de Dios, tenemos la capacidad de crear la realidad para experimentar el amor que somos. Tal vez, lo que no te hayas dado cuenta es que la realidad que vivimos no es producto del azar, del destino o de la suerte como muchos piensan. La realidad que vives, tú la has creado. Y quizá te estés preguntando cómo pudiste crear una realidad que a veces tú mismo rechazas. Pues hasta hoy, este ha sido un proceso inconsciente para ti, algo que no habías notado. Con frecuencia nos damos cuenta de los resultados de nuestra creación pero desconocemos cómo es que creamos la realidad y el sentido que tiene en nuestra propia experimentación y reconocimiento del amor que somos. Así que te invito a que acojas este conocimiento sin juzgarlo y sin juzgarte a ti mismo por lo que hasta ahora has creado. Ya estamos a un paso de que tomes consciencia de cómo crear la realidad que tanto deseas y de llegar a ser ese quien quieres ser. ¿Comenzamos?

 

El proceso de creación tiene diferentes etapas que son importantes conocer para llegar a dominar el arte de la creación, así que vamos a revisarlas una a una:

 

  • Primera etapa: Todo surge con una pregunta: ¿quién soy yo? Esta pregunta tal vez no te la habías hecho conscientemente, pero es la pregunta que permanentemente te haces en tu interior. ¡Así es, esta es la misma pregunta que se hizo Dios antes de crearlo todo! Esta pregunta es el inicio de tu creación y solo existen dos posibles respuestas: “Yo Soy el Amor” o “Yo Soy el Miedo”. La primera respuesta es una verdad, de hecho es nuestra única realidad, y la segunda respuesta es una ilusión, lo que llamamos el ego. El ego no es más que la falsa identificación de nosotros mismos. Cuando decimos “yo soy el papá”, “yo soy el médico”, “yo soy el presidente de la empresa”, “yo soy esto o lo otro”, es la falsa identificación que hacemos de nosotros mismos. Y no es que esta ilusión sea mala, simplemente es, y al igual que con cualquier otra ilusión, es una oportunidad para que nos demos cuenta del amor que somos. Con frecuencia, la sociedad y la Medicina se preguntan por qué está aumentando el número de personas con cáncer, la respuesta está acá. Es por la falsa identificación que hacemos de nosotros mismos, y cuando esto sucede, el cuerpo encuentra en la célula cancerígena la manera para sobrevivir. Por ejemplo, cada vez hay más cáncer de seno, y cuando escucho hablar a las mujeres que tienen esta enfermedad, encuentro que se están identificando permanentemente con ese rol de madres, y no solo con sus hijos, quieren “nutrir y proteger” a toda la humanidad. Y el cáncer, al igual que cualquier otra enfermedad o cualquier otra ilusión, es una oportunidad para experimentar el amor y descubrir que no somos lo que creemos ser sino que somos amor (Yo Soy el amor).

 

Volvamos a la pregunta ¿quién soy yo? Ahora puedes ver que esta pregunta está en el centro de la creación, y que su respuesta hace la diferencia entre tomar el camino de la experimentación del amor a través del contraste o el camino de la experimentación directa del amor. Antes de continuar, te voy a dar un ejemplo de ambos caminos: cuando sientes odio y rencor por alguien, es que te puedes dar cuenta que tú eres el perdón, y es precisamente a través de estas emociones (el contraste) que tienes la posibilidad de descubrirlo. En cambio, cuando viene tu hijo y te dice “papá yo te amo”, tú experimentas inmediatamente el amor y no necesitas del contraste para hacerlo, esta es la experimentación directa del amor.

 

Ahora que hemos revisado este primer momento en el proceso de creación, puedes inferir que es muy importante tomar consciencia de esta primera pregunta y de su respuesta. Cuando tú regresas a tu realidad, es decir a tu esencia, al amor que eres, al Yo Soy, la creación puede ser una sola, la del amor, y en vez de crear ilusiones que te llevan a experimentarlo a través del contraste, encontrarás el camino para crear la realidad que tú tanto deseas vivir.

 

  • Avancemos a la segunda etapa en el proceso de creación, a la del pensamiento creador. Tu pensamiento es como la chispa que enciende el proceso de creación, es el que te permite imaginar y visualizar esa realidad que tú deseas vivir. Pero este pensamiento está inspirado por la respuesta a la primera pregunta, así que por más esfuerzo que hagas por cambiar tu pensamiento, si tu creación nace del miedo, el pensamiento no puede ser diferente. Por esta razón, encuentras personas que dicen tener un “pensamiento positivo” pero su vida refleja una realidad diferente. Quizá, ese pensamiento aparentemente positivo es solo una máscara que encubre el miedo profundo que se tiene al no reconocerse a si mismo en el amor que es. Con esto, lo que te quiero decir es que es importante que revises tu pensamiento, pero más allá de forzarlo hacia que sea positivo, es que reconozcas cuál es la fuerza que lo inspira: el amor o el miedo.

 

Para cerrar esta etapa de la creación voy a darte un ejemplo: este es el caso de un hombre que tiene una enfermedad y lo único que él anhela es curarse y que la enfermedad desaparezca. Cuando le pregunto qué piensa en el día a día en medio de su enfermedad, me dice que cuando se levanta se dice a si mismo: “yo estoy sano, la enfermedad no tiene un lugar en mi vida”. Cuando le pregunto qué siente al repetir esta frase todos los días, me dice que siente algo de angustia. Así que durante la sesión terapéutica le ayudo a que entre en el fondo de esa angustia, y finalmente queda en evidencia lo que hay debajo de ese pensamiento positivo: “no confío en mi cuerpo”. Esa frase aparentemente positiva está enmascarando su verdadero sentir, su desconfianza en la vida. Lo que hasta ese momento él no había logrado ver a través de la angustia, es la desconfianza en su cuerpo, y es precisamente esta desconfianza la que le permite reconocer por contraste el amor que él es, es decir que en su alma, él es la confianza. Aquí puedes ver cómo su pensamiento estaba inspirado en el miedo: “Yo Soy el miedo, yo soy la desconfianza”. Así que durante la sesión trabajamos la expresión profunda de sus emociones y luego a través de un ejercicio, él pudo reconocerse en el amor que es, regresando de esta manera a su esencia. Y esto es importante, porque al entrar en esa realidad del amor, el conflicto desaparece y por lo tanto la enfermedad. Recuerda que la enfermedad es una ilusión que tiene un propósito: permitirnos reconocer el amor que somos.

 

En conclusión para esta segunda etapa: para crear la realidad que deseas vivir, el pensamiento debe estar inspirado en el amor.

 

  • Pasemos a la tercera etapa, lo que yo llamo la secuencia creadora. Como mencioné anteriormente, el pensamiento es la chispa que inicia la creación, pero esa energía que surge a través del pensamiento, debe moverse para impactar en el universo y luego materializarse. ¿Y cómo le damos movimiento a esa energía? A través de las emociones, de las palabras y de las acciones. ¿Recuerdas cuando mencioné que la respuesta de Dios a la primera pregunta fue “Yo Soy”? Esa respuesta es un pensamiento, una idea que Dios tiene de si mismo. Pero para él no fue suficiente con saber que él es amor, él quiso experimentarse para luego reconocerse en el amor que es. Solo así, Dios podría alcanzar el estado del “ser”. ¿Y cómo le dio movimiento a ese pensamiento “Yo Soy”? A través de la palabra, diciendo: “hágase todo”, y todo se hizo. Así que ese pensamiento inspirado por el amor, tomó movimiento cuando pronunció la palabra (“hágase todo”), y luego la creación se concretó a través de la acción (todo se hizo). Y esta misma secuencia creadora es la que utilizamos permanentemente para crear nuestra realidad. Por lo tanto, es importante la manera como tú te refieres a la realidad que deseas vivir. Al igual que con el pensamiento, las palabras reflejan la fuerza que está impulsando a la creación, es decir, el miedo o el amor. Por último, tus actos o acciones concretan esa realidad que estás creando y estos actos son el reflejo de tu pensamiento, de tus emociones y de tus palabras.

 

Ya habrás notado que estos 4 elementos son una secuencia, y para crear la realidad que deseas vivir deben ser coherentes entre sí, y al mismo tiempo estar alineados en la fuerza del amor. Por lo tanto, a través de cualquiera de estos 4 elementos puedes identificar la verdadera fuerza que está impulsando la creación. En mi experiencia, yo he observado que es a través de las emociones en donde se hace más evidente la coherencia y la fuerza que está impulsando la creación. Como ya vimos, el pensamiento nos puede “engañar” aparentando un pensamiento impulsado por el amor cuando no lo está. Así mismo, no somos tan conscientes de las palabras que utilizamos al hablar y tampoco de los actos que realizamos.  Por esta razón, yo digo que las emociones son nuestro más leal y sincero amigo, porque nunca nos mienten. Así que te invito a que acojas tus emociones, las aceptes y entres en su profundidad, para descubrir la fuerza que está presente en el centro de la creación.

 

En el siguiente artículo que publicaré en los siguientes días, hablaremos de la cuarta y última etapa de la creación, etapa en donde los maestros espirituales hacen de la manifestación un arte para crear la realidad.

 

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Gabriel Francisco

COMENTARIOS (2)

22 febrero 2018

Gloria Triviño

Gracias Francisco magistral enseñanza sobre el proceso de creación y la motivación, en ocasiones a través del contraste que al final siempre nos lleva al amor cómo la gran fuerza creadora. Gran revelación!!

22 febrero 2018

Gabriel Francisco

Hola Gloria, Me encanta tu entusiasmo, esa es la revelación de la experimentación del amor, porque el amor es pasión y alegría. Un abrazo.

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