Te saludo desde mi corazón,
El otro es una de las grandes ilusiones de las cuales disponemos para reconocernos a nosotros mismos. Es un espejo que nos permite experimentar el amor para recordarnos a través de él. Y a veces resulta tan impactante la experiencia con los demás que confundimos la ilusión con la realidad, pero esto hace parte del juego del alma. Así que cuando ves al otro realmente te estás mirando a ti mismo, y cuando hablas de él solo estás hablando de ti. ¿Por qué resulta más fácil mirar al otro que mirarse a si mismo? ¿Cuál es el sentido espiritual de que ese otro esté presente en nuestra vida? ¿Cómo el juicio que hacemos de él nos permite experimentar y recordar el amor que somos?
Comencemos por recordar por qué nuestra alma decide experimentarse a si misma a través de la experiencia humana en la tierra. En esta dimensión terrestre se hacen presentes varios elementos que le resultan muy útiles al alma:
Estos 3 elementos los encontramos en muchas de las situaciones que vivimos en la vida, en especial en nuestra relación con los demás. Y esto tiene una gran importancia en la experimentación del amor, porque a través de esta relación con el otro es que voy a reconocerme a mi mismo en el amor que yo soy. Por esta razón es que el otro se convierte en uno de los espejos más valiosos con el cual contamos en esta experiencia humana.
Así que cuando tú hablas del otro realmente estás hablando de ti mismo, y es a partir de lo que ves en el otro que te ves a ti mismo. Esto te lleva a una primera reflexión y es que el otro es “inocente”, él solo te está mostrando lo que tu no has podido ver de ti mismo de otra manera. Por ejemplo, cuando juzgas al otro por algo que hace o dice, tú estás creando el escenario para darte cuenta que él no es responsable por lo que tú vives, sino que tú lo creaste para experimentar y recordar el amor que eres. Recuerda que esto hace parte del juego del alma. Es nuestra alma, en su deseo de experimentarse a ella misma, que crea la ilusión a través de la cual va a recordar su única realidad, el amor que ella es.
Entonces, ¿qué es el juicio? El juicio es la ilusión a través de la cual recordamos que somos nosotros quienes creamos la vida que vivimos junto a los otros. Una vez más, como he comentado en varios de los artículos de este blog, lo que vivimos nos permite recordar nuestra responsabilidad en el proceso de creación. Dicho de otra manera, vinimos a experimentar el amor y para esto somos libres de elegir cómo hacerlo, es decir, somos responsables de nuestra propia creación. De esta manera, siempre aparecen 3 elementos en esta experiencia espiritual: el amor, el libre albedrío y la responsabilidad. Así que cuando juzgas al otro por lo que hace o deja de hacer, es tan solo la invitación a que reconozcas que tú eres quien creas lo que vives para recordar el amor que eres. El otro está en su propio proceso y se hace presente en tu vida para que cada uno se pueda experimentar a si mismo. Incluso, haces pactos de almas para aprovechar al máximo tu paso por esta experiencia humana.
¿Qué impacto espiritual tiene juzgar al otro? Cuando juzgas al otro es porque estás experimentando emociones a partir de la situación que vives con él. Y es precisamente a través de la emoción que vas a poder entrar en contacto con tu interior, y a través de él experimentar y recordar el amor que eres. Como ya habrás notado, este juego es un movimiento continuo que va de la realidad del amor a la ilusión de la vida, para luego regresar de nuevo a la realidad del amor. Así que cuando juzgas al otro, estás creando la ilusión que te permite reconocerte a ti mismo en ese amor. Las personas no suelen darse cuenta de esto y se enganchan permanentemente en la ilusión, juzgando al otro y rechazando la situación que viven con él. ¿Te imaginas cómo sería si cada vez que vives una situación con alguien, regresas a tu interior y recuerdas para qué elegiste hacerlo? Tu vida cotidiana sería muy diferente y experimentarías la paz y la felicidad.
Hoy te quiero compartir 5 pasos para pasar del juicio a la aceptación de la responsabilidad que tienes en la creación de tu vida cotidiana:
Acepta que lo que estás viviendo tú mismo lo creaste para recordar el amor que eres.
En conclusión, lo que vives junto a los demás es una gran oportunidad para verte a ti mismo, experimentar el amor y recordar quién eres.
En el amor que nos une, acepto que lo que estoy viviendo junto a ti me permite recordar el amor que Yo Soy.
Gabriel Francisco
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