Te saludo desde mi corazón,
En algún punto de nuestra vida nos enfermamos y con frecuencia lo vivimos con rechazo, no solo por la molestia que nos genera la enfermedad sino por el miedo que nos produce el no comprender lo que hay detrás de ella. Este tema genera muchas preguntas, así que te propongo que abordemos las siguientes en este artículo: ¿Qué es la enfermedad? ¿Qué rol juegan las emociones en la enfermedad? ¿Qué es la sanación? ¿A qué nos invita la enfermedad a nivel espiritual?
Comencemos con la primera pregunta: ¿qué es la enfermedad? Para responder a esta pregunta, es necesario mencionar que existen múltiples enfoques sobre lo que es la salud y la enfermedad y mi propósito no es entrar en cada uno de ellos. Tampoco pretendo presentar “verdades absolutas”, sino hipótesis que pueden ser o no exploradas por ti. Desde la Descodificación Biológica, la enfermedad es un mensajero del cuerpo frente a un conflicto no resuelto y al mismo tiempo la solución de adaptación que encuentra el subconsciente para sobrevivir frente a este conflicto. En mi opinión, este enfoque le da un sentido diferente a la enfermedad y nos ofrece un nuevo camino para curarnos. Ahora, desde la perspectiva espiritual mi tesis es que la enfermedad es la invitación que nos hace el alma para regresar a nuestra esencia de amor. De esta manera, la enfermedad es una de las tantas ilusiones que creamos desde el juego del alma para experimentar y recordar que somos ese amor.
Uno de los temas que más me apasiona y que he venido explorando en estos últimos años es el de las emociones. Y hoy quiero agradecer a mi maestro y creador de la Descodificación Biológica, Christian Flèche, porque gran parte de mi conocimiento acerca de las emociones se lo debo a él. Fue gracias a él que comprendí que la emoción está en el centro de la experiencia humana. Cuando inicié mi estudio en Descodificación Biológica, comencé a hacerme una pregunta: “¿en dónde convergen la espiritualidad y la vida?” Y a pesar de que me hice esta pregunta durante muchos años, hasta hace relativamente poco me llegó la respuesta. La espiritualidad y la vida convergen en el amor. Es a través de la vida que experimentamos y recordamos que somos amor, siendo este último el motor de la espiritualidad. ¿Pero cómo podemos sentir el amor dentro de nosotros y cómo lo podemos compartir con los demás? ¡A través de las emociones! Este hallazgo me ha llevado a una exploración profunda y detallada de las emociones en el proceso espiritual. En este proceso de exploración, descubrí que es a través de las emociones que nos damos cuenta de quiénes somos realmente. Por ejemplo, ¿cómo puede el alma recordar que ella acepta el proceso del otro si no experimentamos la culpa? ¿O cómo puede recordar que ella es el perdón si no experimentamos el odio, el rencor y el resentimiento como emociones? Así que el amor y la emoción están en el centro tanto de la experiencia humana como espiritual. Como mencioné más arriba, la enfermedad es una de las tantas ilusiones que utiliza el alma para recordar el amor que somos. Así que ¿cuál rol juegan las emociones en la enfermedad? Desde la perspectiva biológica, la emoción es un primer mensajero del cuerpo cuando vivimos un conflicto al cual no le encontramos una solución. Pero como no solemos estar familiarizados con este lenguaje, con frecuencia no escuchamos lo que la emoción nos trae como mensaje. Por lo tanto, el cuerpo eventualmente recurre a otro mensajero para entregarnos el mensaje: la enfermedad. Dicho de otra manera, la emoción precede a la enfermedad. Es por esto que la expresión de las emociones resulta tan potente, porque al hacerlo se puede liberar el conflicto no resuelto que se encuentra guardado en el subconsciente. Desde la perspectiva espiritual, la emoción nos está mostrando por contraste lo que el alma está intentando experimentar a través de la enfermedad. Por ejemplo, una persona que a través de su enfermedad está experimentando un profundo miedo, incertidumbre e inseguridad, puede que su alma esté intentando recordar que ella es la “certeza y la confianza”, siendo ambas expresiones propias del amor. Así que las emociones tienen un sentido biológico y un sentido espiritual, y a pesar de que el cuerpo y el alma manejan lógicas diferentes, ambas se complementan y persiguen un solo fin: recordar que somos amor. Sin cuerpo no hay cómo experimentar el amor en esta experiencia humana y sin alma no tendría sentido experimentar la vida a través del cuerpo.
Durante el tiempo que he acompañado a las personas en su proceso de sanación, he descubierto que la enfermedad al igual que otros síntomas (ej. las crisis de vida, los problemas de pareja, las dificultades económicas, etc.) son ilusiones a través de las cuales el alma tiene la oportunidad de verse a si misma y recordar el amor que ella es. Así que detrás de una enfermedad no solo hay un mensaje del cuerpo y un intento de supervivencia, hay una oportunidad para experimentar el amor y recordar quiénes somos realmente. Esta observación me ha impulsado a hacer una diferenciación entre la curación y la sanación. Es mi opinión que la curación de una enfermedad puede ocurrir cuando la persona logra expresar sus emociones y encuentra el conflicto no resuelto que está guardado en el subconsciente. Y la sanación, diría yo, sucede cuando la persona regresa al amor que ella es. Por esta razón, es importante no solo expresar las emociones y encontrar el origen de los conflictos, sino dar un paso consciente hacia el amor que somos. Incluso, he visto personas que a pesar de no llegan a encontrar el conflicto en el subconsciente, eligen vivir desde el amor y encuentran la sanación. Así que una persona puede llegar a curarse y a sanarse con solo tomar la decisión de vivir desde el amor. Esta observación se apoya en el principio de que antes que cuerpo fuimos espíritu, así que nuestra esencia es espiritual. En otras palabras, el cuerpo responde al espíritu y a su juego de experimentación y recordación.
Ahora que hemos hablado acerca de la enfermedad y del rol que juegan las emociones en ella, ¿a qué nos invita la enfermedad a nivel espiritual? Como cualquier otra ilusión que vivimos, la enfermedad nos invita a darnos cuenta que no somos la ilusión sino que somos amor, siendo este el fin último de nuestra experiencia humana y espiritual. Así que si regresas al amor que eres, sales del conflicto y das un paso firme hacia la sanación.
En el amor que nos une, te invito a que “con ciencia” o “sin ciencia” tomes consciencia que la enfermedad es un camino para recordar el amor que eres.
Gabriel Francisco
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