Te saludo desde mi corazón,
A través del tiempo la sociedad nos ha invitado a expresar falsamente lo que no somos, lo que creemos ser. Y con frecuencia utilizamos expresiones como “ese es el ego” para de manera peyorativa criticar a otros o incluso a nosotros mismos. Pero alguna vez te has preguntado, ¿qué es el ego y que rol juega dentro de tu experiencia espiritual? ¿Quién eres tú realmente? ¿Eliges ser o “pare-ser”?
Antes de abordar quién eres tú, comencemos con revisar lo que tal vez resulta más evidente para ti. ¿Te has dado cuenta que con frecuencia rechazas lo que estás viviendo? ¿Por qué? Porque quizá desconoces que tú mismo estás creando lo que estás viviendo. ¡Así es, como lo estás escuchando. Tu estás creando la vida que estás viviendo! Las personas me dicen que no comprenden esto e incluso les parece inaceptable considerar que están creando situaciones que las mantienen en el dolor y en el sufrimiento. Si tu consciencia está puesta en lo que tú no eres, vas a crear eso que tú crees ser. ¿Para qué? Para darte cuenta que tú no eres eso y así recordar quién eres realmente. Recuerda que la vida hace parte del juego del alma, y es a través de este juego que recordamos quiénes somos realmente. En otras palabras, es a través de la ilusión (lo que creemos ser) que recordamos que nuestra única realidad es el amor (lo que somos). ¿Tiene esto sentido para ti? Quizá para tu mente no lo tenga, pero para tu alma ciertamente lo tiene. El deseo más grande del alma es experimentar y recordar el amor que ella es, siendo esta la razón por la cual decide venir a tener esta experiencia humana. De hecho, esto fue lo que sucedió cuando Dios se preguntó a si mismo “¿quién soy yo?”. A pesar de que la respuesta a su pregunta fue “Yo se que soy el amor”, para él no fue suficiente con saberlo, así que decidió crearlo todo para experimentarse a si mismo en ese amor. Y fue a través de esta creación que surgió el universo, porque sería a través de él y de todas y cada una de las almas que venimos de Dios, que él se experimentaría a si mismo. Por lo tanto, puedes darte cuenta de la importancia que tiene el proceso de creación dentro de la experimentación del amor. Así que nosotros como almas que venimos de Dios también tenemos ese poder ilimitado de creación, que junto con el libre albedrío del cual disponemos, nos experimentarnos a nosotros mismos como así lo decidamos. En otras palabras, la vida que vives es el resultado de cómo te quieres experimentar a ti mismo y de quién crees ser tú.
Así que ¿cómo te quieres experimentar a ti mismo y quién crees ser tú? Hay dos maneras diferentes de experimentarse a si mismo: lo que yo llamo la experimentación a través del contraste, y la experimentación directa del amor. En la experimentación a través del contraste creamos ilusiones que nos llevan a tomar consciencia que no somos lo que creemos ser, sino que somos amor. Por el contrario, en la experimentación directa del amor utilizamos todo nuestro poder y capacidad como divinidades que somos para expresar el amor en toda su dimensión. Ya habrás notado que con frecuencia utilizamos la experimentación a través del contraste para recordar que somos amor, simplemente porque creemos ser algo diferente a lo que realmente somos. Y no es que esto sea malo, solo es la manera como jugamos el juego hasta cuando nos damos cuenta que se puede jugar de otra manera: reconociendo que somos amor.
Entonces, ¿qué es el ego? Es la falsa identificación que hacemos de nosotros mismos cuando creemos ser lo que realmente no somos. Por ejemplo, cuando escuchas a alguien presentarse como “yo soy papá”, aunque pareciera que así es, la paternidad es solo uno de los tantos roles que se elige desde el alma para experimentarse a si mismo. De esta manera, el ego lleva a la persona a creer ser lo que realmente no es, lo que yo llamo “pare-ser”, porque al “pare-ser” se deja de ser quien realmente se es. Así que el ego es como un “disfraz” que utilizamos porque aparentemente desconocemos quiénes somos realmente. Y como dije anteriormente, esto no es malo, porque es a través de este “disfraz” que recordamos quienes somos realmente cuando nos lo quitamos. Así que el rol del ego dentro de nuestra experimentación espiritual es permitirnos recordar que somos amor. Por lo tanto te invito a dejar de juzgar al ego, porque es a través de él que te encuentras a ti mismo.
Hasta ahora hemos mencionado que con frecuencia nos experimentamos a nosotros mismos a través del contraste, de la ilusión y del ego, porque es a partir de lo que no somos que vamos a recordar quiénes somos realmente. Pero como mencioné más arriba, hay otro camino para experimentarnos: la experimentación directa del amor. ¿Y cómo hacemos para no entrar en la ilusión para vivir la realidad del amor? Cuando crecemos en consciencia (cuando vamos recordando que somos amor) nos damos cuenta que podemos expresar y vivir desde la divinidad que somos. Es en este momento de nuestra experimentación que reconocemos que no necesitamos del ego ni de la ilusión para jugar el juego del alma. Es aquí en donde llegamos a “ser” y dejamos de “pare-ser”, es lo que yo llamo el “Yo Soy amor”. Cuando “Yo Soy amor” expreso mi poder ilimitado de creación a través de la manifestación, dejo de sufrir por las situaciones que se presentan en la vida cotidiana porque estoy en la aceptación, vivo y expreso la compasión, la tolerancia, el perdón, el no juicio, la confianza y la abundancia, entre muchas otras expresiones del amor que Yo Soy.
Así que hoy, en el amor que nos une te invito a “ser” lo que realmente eres, y en ese amor expreses la divinidad que hay en ti para que puedas manifestar y vivir la vida que tanto sueñas.
Gabriel Francisco
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