Te saludo desde mi corazón,
A lo largo de los tiempos el miedo se ha venido apoderando de la humanidad, y el sufrimiento refleja la poca comprensión que tenemos de quiénes somos y para qué estamos teniendo esta experiencia en la Tierra. Hoy quiero presentarte una perspectiva diferente del miedo y de su rol en nuestra experiencia espiritual.
Comencemos por definir lo que es el miedo. El miedo no es la ausencia de amor, sino el deseo del amor de ser visto y reconocido. Detrás del miedo siempre hay un deseo más o menos inconsciente de experimentar y recordar quiénes somos realmente. Incluso, hay una línea muy delgada entre el miedo y el amor, y podríamos utilizar la metáfora de que la vida es como una moneda que tiene dos caras, la cara del miedo y la cara del amor, de tal manera que cualquier situación que vivimos puede ser experimentada desde alguna de estas dos caras. Si esto es así, ¿qué es lo que hace que con frecuencia enfoquemos nuestra experiencia en el miedo y no en el amor? La ausencia de consciencia para poder ver esto. Por esto es que yo digo que una gran parte de nuestra experiencia espiritual se basa en la experimentación a través del contraste, es decir, creando ilusiones desde el Ego, para poco a poco ir recordando que somos amor. Y llega un momento en donde despertamos y recordamos que somos amor, y en ese momento nos damos cuenta que podemos vivir la vida expresando el amor que somos, es decir nuestro Yo Soy. Así que la consciencia juega un rol fundamental en este proceso de experimentación, es la que determina de una manera u otra qué cara de la moneda vemos.
Como he mencionado en otros artículos, el miedo juega un papel fundamental en el proceso espiritual, porque es a través de él que recordamos que somos amor. Y para explicar más claramente lo que quiero decir, voy a utilizar dos ejemplos: si tienes miedo al abandono, es el deseo de tu alma de recordar de manera consciente que siempre estás unido a todo y a todos, y que por lo tanto la separación es una ilusión. O si por ejemplo tienes miedo a la escasez, es el deseo de tu alma de recordar que en el amor solo existe la abundancia.
Pero vamos un poco más atrás. ¿En dónde nace el miedo? El miedo nace en el no reconocimiento de la divinidad que hay en ti. Cuando olvidas que eres un Ser divino, caes en la ilusión y especialmente en el falso sentimiento de estar separado de todo y de todos: “yo soy yo, tú eres tú, Dios está allá y yo estoy acá”. Así que no es el miedo el que te limita, sino la no experimentación del verdadero Ser que tú eres. Por lo tanto no luches contra el miedo, porque él solo te está intentando mostrar la mirada que tienes de ti mismo. El es el espejo que te permite recordar tu verdad, así que cuando aceptes la invitación del miedo a mirarte a ti mismo, vas a poder reconocer quién eres realmente, y en ese momento el miedo dejará de visitar tu vida.
Ahora, ¿a qué temes más: a reconocer ese quién eres o a mirar a ese quien no eres tú? Parece algo capciosa la pregunta, pero pone en evidencia algo muy profundo del cuestionamiento existencial. Cuando sientes miedo al ver a ese quien no eres, estás reaccionando frente a tu Ego, ese disfraz que te pones para recordar poco a poco quién eres tú. En este caso, el miedo es una ilusión de la ilusión, pero en algún momento de tu proceso espiritual vas a avanzar hacia un segundo miedo, el de mirarte a ti mismo. Así que cuando sientes miedo de mirarte a ti mismo y recordar quién eres tú, estás a un paso de volver a tu Yo Soy. Y con frecuencia esto es lo más difícil de nuestra experiencia espiritual, mirarnos a nosotros mismos para recordar que somos seres divinos teniendo una experiencia humana. Reconocer tu divinidad es el gran paso que das para girar la moneda y comenzar a vivir desde ese amor incondicional. En resumen, el primer miedo te mantiene en la ilusión, mientras el segundo te invita a recordar tu única realidad, la del amor que tú eres.
Entonces, ¿por qué estigmatizamos y rechazamos el miedo? Cuando estigmatizas y rechazas el miedo, cierras la ventana que ha abierto tu corazón para una mejor comprensión de ti mismo, y esto te mantiene atrapado dentro de la ilusión en la que tú vives. Dejar de estigmatizar el miedo es dar un paso firme hacia el encuentro contigo mismo, hacia el encuentro con tu Yo Soy. Nunca antes te había sido revelada esta verdad de manera tan simple, por el contrario siempre has escuchado que debes liberarte del miedo. Para liberarte del miedo primero debes acogerlo y aceptarlo, no rechazarlo. Es cuando te permites ver algo que te abres a una consciencia superior de ti mismo. La libertad no es dejar de experimentar algo, es permitirte hacerlo. Cada vez que te permites experimentar, estás aceptando el propósito de venir a tener esta experiencia espiritual acá en la Tierra. Liberarte es ver, acoger, aceptar, experimentar, transmutar, agradecer y bendecir. Mantenerte en la ilusión es rechazar, negar, juzgar y condenar lo que estás viviendo. Si tan solo tomaras consciencia que lo que tú llamas realidad es una ilusión, te embarcarías en el más maravilloso de los viajes para descubrir y recordar que tu única realidad es el amor que tú eres, es el viaje del Ser y no del hacer o del tener.
El miedo que tienes de no conseguir lo que te propones, solo limita tus opciones para descubrir de lo que eres capaz. Tu Ego es muy limitado y con él tu experiencia. Todo lo que deseas ya existe, solo que tú no has abierto tu consciencia a este universo infinito de posibilidades. Y esto te lleva a experimentar miedo, porque en vez de contemplar ese universo, te enfocas solo en una pequeña parte de él. Así que cuando te abres completamente a este universo, se revela ante ti eso a lo que tu llamas sueño. En otras palabras, tus sueños son certezas que ya existen y están materializados en este universo infinito de posibilidades. Por lo tanto, no te sorprendas cuando materialices tus sueños al expandir tu consciencia, ya que ellos siempre han estado a tu alcance y tu Yo Soy lo sabe desde el comienzo.
Algunas preguntas finales: ¿qué es ilusión y qué es realidad? ¿Te imaginas cómo sería tu vida si tan solo confiaras en la divinidad que hay en ti? ¿Qué pasaría si decidieras soltar las expectativas y si dejaras de juzgar todo lo que vives? Descubrirías ese universo infinito de posibilidades que tu Yo Soy ya conoce.
Todo esto me lleva a una última conclusión: no hay manera de escapar al amor, porque incluso el miedo nos conduce inevitablemente a él. ¿Qué eliges entonces: disfrutar del proceso a través del cual recuerdas que eres amor, o sufrir para llegar a la misma conclusión? Tú y solo tú puedes elegir, y Dios en su infinito amor por ti, acepta y respeta tu decisión.
Gabriel Francisco
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