Te saludo desde mi corazón,
Permanentemente nos estamos preguntando por qué vivimos lo que vivimos y con frecuencia queremos encontrar el sentido de la vida. Pero para responder a estos interrogantes profundos debemos comprender el rol que tiene la vida en nuestro proceso de experimentación del amor, y cómo se crean las situaciones que vivimos en ella para recordar quiénes somos realmente. Así que te propongo que comencemos con algunas preguntas: ¿es la vida un accidente del destino o un proceso de creación? ¿Qué rol juegan el subconsciente y la mente en la experimentación de la vida? ¿Qué importancia tienen el pensamiento y la atención en este proceso de experimentación? ¿Podemos llegar a crear de manera consciente la vida que queremos vivir?
Ya hemos visto en otros artículos que la vida es la ilusión a través de la cual podemos experimentar y recordar el amor que somos. Pero, ¿cómo hace el alma para crear esta ilusión a través de la cual nos vamos a experimentar? El ser está compuesto por diferentes partes, que alineadas entre si nos permiten tener una experiencia espiritual en medio de esta experiencia humana. Y en este artículo voy a mencionar a dos de estas partes del ser: la mente y el subconsciente.
El subconsciente es el “gran amigo del alma” y conoce a la perfección el plan que el alma trazó para experimentarse a si misma. Así que el subconsciente se encarga de conseguir los recursos y las memorias necesarias para poder crear el escenario que le va a permitir al alma llevar a cabo este juego. Pero el subconsciente también necesita ayuda para convertir el plan en situaciones de experimentación, y es aquí en donde la mente hace su aparición. La mente es como un proyector que tiene la capacidad de convertir el pensamiento en situaciones de vida. A su vez, el pensamiento está influido por las memorias y los recursos que reposan en el subconsciente. Y es importante comprender que como parte de este juego del alma, con frecuencia no somos conscientes de nuestros pensamientos, así que esto nos lleva a proyectar situaciones afuera que luego solemos rechazar. Es decir, este es un proceso que con frecuencia hacemos de manera inconsciente y que suele pasar desapercibido para nosotros. Y esto es precisamente lo que nos lleva a preguntarnos “por qué estoy viviendo lo que estoy viviendo”. ¿Te imaginas cómo sería tu vida si te hicieras consciente de tu pensamiento y de lo que estás creando a través de él?
Esto nos lleva a un segundo tema. La vida no es un accidente del destino, es el resultado de nuestra propia creación. Y quizá te estés preguntando cuál es el sentido que tiene esto. Pues es a través de lo que creamos que podemos experimentar lo que nuestra alma ha planeado. Nada escapa a este único propósito, así que la vida no es casualidad sino causalidad. La confusión que podemos llegar a tener es que como no comprendemos lo que vivimos, sentimos que la vida no tiene sentido o incluso que somos víctimas de ella. Y ni lo uno ni lo otro, no hay nada que tenga más sentido que la vida misma, y no solo no somos víctimas sino que somos sus únicos creadores. Así que la vida es la más grande de las ilusiones y nos permite recordar a través de ella que somos amor.
Entonces, ¿cómo es el proceso a través del cual creamos la vida? El subconsciente tiene la información necesaria para llevar a cabo el juego del alma, y la mente se encarga de reunir esta información a través del pensamiento que luego será proyectado en lo que llamamos vida. Así que la vida no es más que una película a través de la cual podemos experimentarnos. Pero hay un elemento fundamental para comprender este proceso de creación y que es el que nos permite experimentarnos de diferentes maneras: el libre albedrío. Recordemos que el regalo más maravilloso que Dios nos ha dado es el libre albedrío, porque es a través de él que podemos elegir cómo experimentarnos a nosotros mismos en el amor que somos. Así que en este proceso de creación, también somos libres de elegir cómo experimentarnos. Por lo tanto, esto nos conduce a un factor decisivo en el proceso de creación de la vida: la atención. Cuando hablo de atención me refiero a la capacidad que tenemos de enfocar nuestro pensamiento en algo específico. Y debo mencionar que con frecuencia este proceso de creación pasa desapercibido para nosotros porque no sabemos lo que reposa en nuestro subconsciente, cuál es nuestro pensamiento y en dónde está puesta nuestra atención. Así que cuando vivimos las situaciones, nos parecen incomprensibles y llegamos incluso a sentir que somos víctimas del destino, de los demás o de Dios mismo. ¿Alguna vez habías pensado que la vida es una ilusión que tú mismo creas y que tú mismo eliges cómo vivirla? Y a pesar de que la información que tienes guardada en tu subconsciente es relativamente estable, tu pensamiento y tu atención están permanentemente cambiando, son dinámicos. Por esto es que la vida es un video y no una foto. De esta manera, la vida es una ilusión dinámica resultante de tu pensamiento y de tu atención. Seguramente has vivido situaciones en las que estás metido en ellas y luego por alguna razón te distraes y es como si olvidaras lo que estabas viviendo hacía un momento. Pero si miras de nuevo esta situación, vuelve y aparece. Esto te muestra que la vida es el resultado de dónde está tu pensamiento y tu atención. ¿Alcanzas a ver el impacto de lo que estoy diciendo? Si la vida está en relación con el pensamiento y la atención, ¿cómo podría llegar a ser tu vida si tomas consciencia de tu pensamiento y de tu atención?
Lo anterior nos lleva a dos procesos diferentes de creación: la creación inconsciente de la vida que es lo que yo llamo la “atracción”, y la creación consciente que es lo que yo llamo la “manifestación”. Así que cuando tú “atraes” a tu vida, pueda que las situaciones sean o no como tu esperabas que fueran, mientras que cuando tú manifiestas, vas a crear las situaciones que deseas vivir. Aunque esta es una primera aproximación al proceso de manifestación, la manifestación tiene muchos otros elementos que juegan un rol fundamental en el proceso de creación, como por ejemplo la intención que inspira al pensamiento, y la coherencia y la gratitud en el proceso de creación. Esto fue abordado en otro artículo previamente publicado en este blog.
Por último, hay dos caminos para llegar a vivir una vida diferente: explorar lo que se encuentra en el subconsciente y liberarlo, o enfocar el pensamiento y la atención hacia otro lugar. Esto último puede explicar por qué algunas personas a pesar de que no pasan por un proceso terapéutico logran transformar sus vidas. Y recordemos que todo puede ser visto desde la cara del miedo o desde la cara del amor, y a esto no escapan el pensamiento y la atención. Por lo tanto, si nuestro pensamiento y nuestra atención están en el miedo, vamos a crear situaciones de vida que nos van a exponer a lo que tememos. Esta es la manera como podemos reconocer lo que no hemos podido ver dentro de nosotros mismos, y desde la perspectiva espiritual nos permite experimentar el amor a través del contraste, es decir, es a través de lo que no somos (el miedo) que recordamos quiénes somos realmente (el amor). Por el contrario, si nuestro pensamiento y nuestra atención están puestos sobre el amor, vamos a crear situaciones de vida que reflejan el amor que somos.
En conclusión, si quieres transformar tu vida y la experiencia que vives en ella, cambia tu pensamiento y decide en dónde pones tu atención. Así que la pregunta que te va a llevar al cambio no es “por qué estoy viviendo lo que estoy viviendo”, sino “cuál es mi pensamiento y en dónde tengo puesta mi atención”. Esto pone en evidencia que no estamos condenados por las situaciones, sino que las situaciones dependen de nuestro pensamiento y de nuestra atención. Este es el verdadero poder de la mente, la capacidad que tiene para crear segundo a segundo la ilusión que vamos a vivir a continuación. Así que dime cuál es tu pensamiento y te diré qué vida estás creando. De esta manera, la vida es la ilusión que nosotros mismos creamos para experimentar y recordar el amor que somos.
En el amor que nos une, deseo que tu pensamiento y tu atención estén puestos en el amor que hay en este mensaje, porque así tomarás consciencia que no eres una víctima de la vida sino el creador de tu propia experiencia.
Gabriel Francisco
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