Te saludo desde mi corazón
Todos los días nos enfrentamos a situaciones difíciles que otros viven en su cotidianidad. Y con frecuencia, lo primero que hacemos es tomar una posición como si fuéramos nosotros los que estamos viviendo esa situación. ¿Por qué reaccionamos de esta manera? ¿Qué es lo que hace que no miremos desde otra perspectiva esa situación que el otro vive?
Quizá, es porque estamos desconectados de nuestro interior, y en esa desconexión nos resulta más fácil rechazar eso que el otro vive. Pero, ¿cuál es el tesoro que se esconde detrás de eso que el otro está viviendo? La respuesta está en las emociones. No todos sentimos lo mismo al ver lo que el otro está viviendo, ¿por qué? Porque cada uno, desde su alma, ha elegido experimentar el amor de una manera diferente. Lo que a mi me hace sentir miedo, a otro lo puede hacer sentir impotente, y otro tal vez sienta rabia o alguna otra emoción. Así que la situación que está viviendo el otro nos conecta con nuestros propios conflictos y emociones, y a través de ellos con el amor que somos. Nada es bueno o malo, simplemente es, y está dado para que experimentemos y reconozcamos el amor que somos.
Hace poco iba caminando por la calle y vi a una persona acostada en unas cajas de cartón. ¿Qué es lo primero que se viene a tu pensamiento cuando describo esta escena? ¿Qué título le estás dando a esta persona que está presente en esta situación? Aquí comienzan a aflorar las creencias. Las creencias son la manera como le damos sentido a nuestra vida, a lo que vemos, a lo que vivimos. Y las creencias tienen un gran impacto sobre nuestras emociones, y en la manera como reaccionamos frente a las situaciones que vivimos en nuestra cotidianidad. ¿Qué emoción sientes cuando te hablo de esta persona que está acostada en la calle? ¿Si hubieras sido tú el que estaba caminando y te encuentras con esta persona, qué hubieras hecho? Quizá, estés tomando consciencia que tú reaccionas o te comportas de acuerdo a lo que sientes (a tus emociones), y a su vez, sientes de acuerdo a tus creencias y a tus pensamientos. Así que estos elementos están íntimamente conectados entre sí. Nuestros pensamientos y creencias nos llevan a experimentar ciertas emociones y a expresar a través de palabras lo que pensamos y sentimos, y finalmente, las emociones nos llevan a comportarnos de cierta manera. ¿A qué se parece esta secuencia de elementos interconectados entre sí? ¡Así es, a la secuencia creadora! Esta secuencia está presente en nuestro proceso de creación, por lo tanto, pueden ver el impacto de lo que les estoy diciendo. Ahora, ¿cuál es la fuerza que mueve al pensamiento y a la creencia que inician esta secuencia? Esta es la gran pregunta, y como vimos al hablar de la creación, solo existen dos posibles respuestas: el amor o el miedo.
Si la fuerza que inspira al pensamiento es el miedo, vamos a crear una ilusión en donde atraeremos eso que tanto tememos, porque así tendremos la oportunidad de reconocer que no somos el miedo sino el amor, esto es lo que yo llamo la experimentación por contraste. Por el contrario, si la fuerza que inspira al pensamiento es el amor, vamos a crear la ilusión que deseamos vivir y así experimentar el amor de manera directa. ¿Qué te llama la atención de estos dos caminos para experimentar el amor? Que independientemente del camino que tú elijas, en ambos, el destino final es el mismo: el amor. ¿Entonces para qué sufrir viviendo eso que tanto tememos? Es tu elección, eres tú quien decides cómo vivir cada situación y cómo experimentar el amor a través de ella.
Ahora que hemos puesto esto en contexto, quiero hacer una reflexión sobre una de las tantas expresiones del amor: la compasión. Para hacerlo, te invito a que regreses a la escena de la persona que está acostada en la calle. Es posible que te hayas conectado con emociones como la tristeza o el miedo, y que te hayas dicho a ti mismo: “pobre persona, siento lástima por ella”. ¿Es esto experimentar la compasión? Ciertamente no lo es, la compasión es una mirada del otro desde el amor. En la lástima no hay amor, hay miedo a la carencia, a algo que no se tiene. Y recuerda que en el amor, solo existe la certeza y la abundancia. Entonces, ¿qué es la compasión?
La compasión es un estado del ser, es el resultado de la experimentación y el reconocimiento del amor que somos. Cuando se vive desde la compasión, aceptamos que lo que el otro está viviendo es lo que él eligió vivir desde su alma para experimentar el amor. En la compasión no juzgamos al otro, porque precisamente comprendemos que él eligió vivirlo de esa manera para poder reconocerse a si mismo en el amor que es. En la compasión, acompañamos al otro desde el amor que nos une y aceptamos que no podemos interferir en su proceso, porque sería ir en contra de su libre albedrío.
Y quiero terminar dejando otra reflexión: cuando vivimos estas situaciones con otras personas, ese otro se convierte en el “espejo” que me muestra lo que está más profundo dentro de mi. De esta manera, me permite ver que “Yo Soy el Amor”. Así que te invito a vivir en la compasión, y a agradecer por lo que ese otro, consciente o inconscientemente, te está mostrando de ti mismo.
En el amor que nos une te acojo en la compasión, y agradezco este espacio que me brindas para poderme reconocer en el amor que Yo Soy.
Gabriel Francisco
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