El regalo de ser padre

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21 junio 2018/ 1901 / 0

Te saludo desde mi corazón,

 

Hoy quiero rendirle un homenaje a todos los padres con motivo de la celebración de su día.

 

Ser padre ciertamente es una experiencia confrontadora y por qué no decirlo, difícil. Y tiene una característica que la hace particularmente especial: es para toda la vida.

 

Con frecuencia escucho comentarios como el siguiente: “no existe un manual para ser padre”. Y claro que no existe, porque venimos a descubrirlo a través de esta maravillosa experiencia de la paternidad. Yo me atrevería a decir que la paternidad es una de esas condiciones en la vida que tienen un mayor impacto en el proceso espiritual, porque nos enfrenta permanentemente a la experimentación del amor a través del contraste y al mismo tiempo a través de la experimentación directa del amor. Por ejemplo, puedes estar sintiendo rabia con tu hijo por algún motivo, y con solo una mirada de él o tan solo una palabra como un “te amo”, se desvanece la rabia y se transforma en amor puro.

 

Una de las emociones que suele acompañar a la paternidad es la culpa, que como hemos visto a través de esta Experiencia Yo Soy es una ilusión que nos permite descubrir que somos responsables de nuestro proceso de creación, porque somos nosotros los que elegimos desde nuestra alma vivir las situaciones que se presentan en ella. Y la paternidad no escapa a este principio espiritual. Así que ser padre no se trata de ser perfecto, porque es a través de la imperfección que llegamos a la perfección, es a partir de lo que no somos que descubrimos lo que si somos, es a través del contraste que nos reconocemos en el amor.

 

Y no somos padres por casualidad, sino porque lo elegimos desde el plan del alma. No hay manera de ser padre si no está previsto dentro de este plan. Incluso, algunas personas que no pueden serlo, no lo comprenden a un nivel racional pero esta fue la manera como su alma eligió experimentar y recordar el amor que ella es. Así que la paternidad no es la consecuencia biológica de la procreación, sino la ejecución de un plan mucho más profundo que se concibe en el alma. Por ejemplo, el rechazo que puede sentir una persona al no poder tener hijos es una invitación a experimentar la aceptación, y aquí ya estamos pisando el terreno de lo espiritual.

 

Dentro de este plan del alma hay un capítulo que toma particular importancia en la paternidad: los pactos de almas. Cuando el alma está haciendo la planificación antes de que el espíritu se encarne en el cuerpo, ella se reúne con otras almas para hacer pactos. Y estos pactos resultan muy valiosos porque llevan al espíritu a experimentar diferentes situaciones y vivencias que le van a permitir recordar el amor que él es. De esta manera, las almas involucradas en el pacto experimentan el amor de acuerdo a su más alto beneficio espiritual. Así que nada escapa a los planes del alma, ni siquiera la paternidad.

 

Dentro de la paternidad, los hijos se convierten en uno de esos grandes espejos que tenemos en la vida para darnos cuenta de lo que está dentro de nosotros. Por esto es que la paternidad resulta tan confrontadora, porque es a través de los hijos que con frecuencia nos descubrimos a nosotros mismos. Y cuando reaccionamos frente a lo que vivimos con ellos, es porque se despiertan las emociones que nos ponen en contacto con las memorias que hemos elegido cargar y vivir como parte del juego del alma. A medida que nos vamos dando cuenta de este juego y que hemos sido nosotros mismos los que lo creamos, vamos teniendo una mirada diferente de las situaciones que vivimos en la vida. Recuerdo el caso en el que un padre sentía mucha culpa en la relación con su hijo, y cuando fuimos a explorar su origen, este hombre llegó a un momento temprano de su vida en el que su madre se reprochó el haber quedado embarazada de él. Esto fue experimentado como un rechazo y llevó al bebé a sentirse profundamente culpable de estar vivo, quedando inscrito este conflicto en su subconsciente. Cuando este padre pudo entrar en el fondo de la culpa y expresarla, recordó que él eligió vivir esta y otras situaciones para experimentarse y reconocerse en el amor. De esta manera, la culpa se transformó en responsabilidad y en perdón hacia si mismo. Así que su hijo fue el espejo que le permitió sanar su conflicto y regresar a su verdadera esencia, el amor.

 

Entonces, ¿qué es ser padre? Es una experiencia sublime y maravillosa a través de la cual experimentamos y recordamos el amor que somos. Y desde la espiritualidad, ser padre dista del concepto culturalmente aceptado de estar al servicio de los hijos para educarlos y guiarlos. La paternidad no es estar en función del otro, sino de uno mismo para experimentarse y recordarse en el amor. Y como dije antes, no se trata de ser perfecto sino de caminar al lado del hijo para experimentar el amor. Caminar al lado del hijo es una invitación a aceptar que cada uno tiene su plan, que cada uno está en su propio juego para recordar el amor que es.

 

Desde la perspectiva espiritual, la paternidad tiene varias características particulares:

 

  1. La paternidad es un camino en el que acompañas a tu hijo desde el amor, no para interferir en su proceso espiritual. Le corresponde a él elegir cómo vivir su proceso. De entrada, esto te invita a soltar el control y a aceptar que desde el amor, tú como padre eres solo un compañero de camino, quizá el más cercano. Así que ser padre no se trata de hacer de tus hijos lo que tú consideras que es mejor, sino de acompañarlos a que ellos mismos lo descubran de acuerdo a lo que eligieron vivir desde su alma.

 

  1. Mientras acompañas a tu hijo en este camino, eres tú quien te haces responsable de lo que vives junto a él, y te corresponde a ti encargarte de tu proceso y experimentar el amor a través de él. Lo que quiero decir con esto, es que mientras caminas a su lado tienes la oportunidad de verte reflejado en él para descubrir lo que tú mismo elegiste vivir desde tu alma. Así que ser padre es recordarse a si mismo a través del hijo.

 

  1. La paternidad te invita a vivir desde la compasión. ¿Y qué es la compasión en esta relación padre e hijo? Es aceptar que él eligió su plan para experimentarse, y por lo tanto tú lo acompañas sin juzgarlo y sin interferir en su plan. Y esto no quiere decir que no debas actuar como padre, claro que debes hacerlo, pero desde el amor y la aceptación de lo que cada uno eligió vivir.

 

Gracias papá por haberme elegido como tu hijo, gracias hijo por haberme elegido como tu padre, gracias alma por haber elegido experimentar el amor junto a ellos.

 

En el amor que nos une, deseo que vivas la paternidad desde el amor compasivo en el que dos almas eligieron acompañarse para recordarse a si mismas.

 

¡Feliz día del padre!

 

Gabriel Francisco

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